- Te pido por favor que la próxima vez que vuelvas a besarme, no me llenes de estrellas, no despliegues la luna sobre mi pecho y no me exiles al campo de la irracionalidad con tus sentidos. Mi corazón es débil, temo morir ante tanto despliegue de cariño.
- ¿Y cómo puedo no hacerlo? . Es tu piel de brisa que me sincera pleno, para arrollar entero mi continente de mundos en tu contenido de sueños.
- ¡No me digas más! ¡No lo hagas! Mi contenido de sueños sueña que sueña en tu continente de cielos. Temo explotar de emoción, y mañana, cuando no estés aquí para acariciar mi piel con tu susurro interno, lloraré de tristeza por extrañarte tanto o por desear la magnitud de ti atravesando mis poros.
- Yo memorizo una a una las células de ti cada vez que me poso en tu cuerpo, para recordarte mañana, tal cual eres, y así, regocijarme en tu existencia y acompañarme contigo en cada rasgo de mi vida.
- Yo también te memorizo en cada latido de tu sangre sobre el latido frío de mis sesos y me acompaño de ti, minuto a minuto, pero ¡¿qué puedo hacer cuando no estás si tanto te extraño?!
- Haz lo que yo: redescubre en el aire el aroma del cielo y respírame, y así me llevarás adentro. Como lo hago yo, que te respiro, cuando respiro el cielo.
22/06/11
.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Todos los trabajos de este blog están debidamente registrados y protegidos por la Ley Nº 11723
El Río de la Plata y yo

No hay comentarios.:
Publicar un comentario