Patético

Cuando esa palabra
atravesó los límites de mi cuerpo
me inundaron los ojos
de unas oscuras lágrimas
sin vida
y mi esperanza volcó sus huellas
transparentes
en insípidas formas de desconsuelo
y de tristeza...

Patético,
vergüenza propia,
vergüenza ajena,
vergüenza por querer mostrarme
simple
sabio
honesto
pero patético al fin
era mi nombre,
como el nombre de los ocasos
que sufren la desesperanza
de una tarde sosa y maloliente.

Patético
como la alegría
por creerme santo...
26/01/09

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El Río de la Plata y yo

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