Nocturno 10

¿Quién sabrá mañana
de esta frágil lágrima de sangre
derramada en el papel inerte
que trata de descifrar y derribar,
entre pequeños jeroglíficos de sueños,
los muros de la inconsciencia
para llegar a la simple ruta
de la energía vital que me da el sentido
y encontrarme desnudo y limpio
al son de mi existencia?

¿Quién sabrá mañana
que despilfarré esperma
por un cuerpo que arañaba el goce,
y que las lunas de junio
entre sollozos de abriles
gritaba y gritaba
que no hay más vida allá que acá,
y que el acá es ahora y el allá es nunca
porque nunca se mueren las ilusiones de a poco
sólo se mueren ahora
cuando nos vemos despiertos?

¿Quién sabrá mañana?
Si de ayeres no sabemos nada.
No sabemos del sueño del hombre
que talló piedras para construir casas,
y no sabemos si dios,
que se escondió en la alborada del silencio,
pretende que sigamos andando sin destino.

¿Quién sabrá mañana
de los tantos dolores,
de las risas y muecas a la vida que damos?
Si no sabemos nada,
por millones de palabras que encontremos,
del sentir de los otros que son o que fueron,
de aquellos que dejaron carne y cerebro
acumulado en toneles de yeso y de cemento.

Cemento, cimiente, semen,
placer, dureza, estiércol,
vida, vida, vida,
y un polvo innecesario que se acumula
a esta forma difícil de abarcar
que es el alma.

¿Quién sabrá del aparente sentido de las cosas
que se plantan ante los ojos
y provocan las ausencias,
las dudas
y esa pregunta fatal de inconsistencia
entre uno mismo y el universo?

Moriré sin gritos
una mañana de otoño,
o una tarde de sol en primavera,
no importa cómo ni cuando,
deshojando la flor de mis silencios,
y olvidaré el trinar de pájaros ante mi muerte,
ese canto de dioses y el olor a la angustia
y al deseo,
y moriré simple
como mueren los seres que se mueren
derramando la esencia por los vientos.

¿Se olvidará de mí la planta que regué durante años
la gata que alimenté,
el corazón que amé,
la piel que gozó de mi deseo?
Se olvidarán de mí tan pronto
que hasta el resto de sueño por soñar
quedará inconcluso ante mi muerte.
Y ni siquiera los huesos de mis padres
recordarán quien soy cuando me muera.

¿Quién sabrá mañana
de todas estas cosas?
¿Quién sabe hoy?
Y el que lo sepa
por favor no me conteste,
seguramente es una respuesta
que no quiero escuchar ahora.

10/06/09

4 comentarios:

lichazul dijo...

que importa si se sabe o no
lo importante es que lo sepas tú y no lo olvides
puesto que la historia de la individual existencia las escribimos con nuestra particular sangre y si compartimos un momento de cualquier mañana entonces ya podemos decir sí , estoy vivo.

muerte y vida
son sólo momentos
pero la palabra esa...se hereda y nos recuerda:=)

Un abracito de luz
nocturnidades que cavilan siempre que te leo.

Unknown dijo...

No se como he llegado hasta aquí, pero ha sido una grata sorpresa…¡me gusta!

Saludos y enhorabuena


María Jesús


PD. Disculpa la osadía, pero me he hecho seguidora para no perder el enlace y seguir leyendo.

Reina dijo...

Eduardo la 7º estrofa es magnífica..."Moriré sin gritos......" digna del mejor poeta....!!!
Y la siguiente... te digo a alguien que siente como vos no se lo olvida...
Seguí sintiendo y escribiendo desde el fondo de tu corazón y no serás olvidado...
Un beso, al lado de este río nuestro color de león que es tan grande como tu corazón...

GOGO dijo...

Eduardooo...!! mas que grato resultoo el encontrarse con tu arte amiguitooo..!!

nos seguimos leyendooo..!!

mi afectooo...!!

GOGO

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