Nocturno 12 - Massenet

La noche tan calma
como el alma
y esas luces de estrellas
que vagan entre mis células
me inundan de un brote de locura
por querer abarcarlas...

La luna tan iluminada
me llama desde su sonrisa
clara como un espejismo
queriéndome bordear
el centro de mi esencia.

Mar de estrellas,
desatino de Dios,
por querer embriagarme
en la calidez del tiempo
por atemporizarme
en un cielo al cual pertenezco...

Más allá,
Más allá,
hay tanto tanta hermosura
que me extraigo de mi al infinito...
08/04/08

1 comentario:

Conchi dijo...

Parece un poema simple, sencillo y quizás por eso sea tan bello y más al oírlo recitado!
Un abrazo, amigo poeta.

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El Río de la Plata y yo

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