El sueño pesado

Ella entró en su cuarto. Olió ese olor característico de él, de hombre, con su perfume entremezclado al alcohol que esa noche había consumido. Con la tenue luz que entraba por la ventana miró alrededor de la habitación. Sus jeans junto a su bóxer en el piso, la remera tirada en una silla, las zapatillas desparramadas y en la cama el hombre acostado boca arriba, con su torso descubierto y la sábana blanca cubriéndole de la cintura para abajo.
Lo miró tranquila. Divisaba su rostro angelical con un toque de barba crecida, un mechón de flequillo sobre su frente, los músculos suaves y marcados. Su pecho liso y desde su ombligo, un hilo de bellos que se perdían debajo de las sábanas.
Ella sabía que después de estas noches de juergas él no despertaba. Podía moverse con tranquilidad, hacer lo que quisiera. Ese macho hermoso, tendido en sueños, todo para ella.
Suavemente dejó deslizar su camisón por entre su cuerpo, descubriendo sus pechos suaves con los pezones erectos. Totalmente desnuda y entregada.
Se acercó a la cama. Se arrodilló al lado y miró con cariño su rostro. Rozó con sus dedos de pluma los labios del hombre, acarició tenuemente su barba apenas crecida. Necesitaba ese áspero de hombre que le rozara, y besó su cuello tiernamente, ardientemente. Pasó sus labios por entre los de él. Con la punta de la lengua a penas se los humedeció. Sus pezones duros necesitaban la caricia de esa boca y se inclinó hasta frotárselos suavemente por sus labios.
Profundamente dormido soñaba con una bella mujer que posaba desnuda para sus deseos.
Ella le acarició el pecho, sus tetillas y con sus labios las besó muy suavemente, mientras con sus manos bajaba hasta su ombligo. Sus besos bajaban hasta el hilito de bellos que salían entre las sábanas. Se quedó un instante besando esa parte del hombre que tanto le gustaba, mientras con su codo, como si no quisiera, lo apoyaba en su miembro.
En sus sueños, la mujer lo acariciaba suavemente y su erección se hizo prominente.
Corrió las sábanas dejando al descubierto su miembro, totalmente erecto. Lo miró con calma y con deseo. Le pasó los dedos muy suavemente de arriba abajo, hasta acariciar sus testículos. Apoyó una mejilla sobre él mirándole el rostro. Rostro de macho, rostro de niño, rostro de placer. Sacó su lengua y la rozó por toda la extensión de la virilidad erecta.
La mujer en sus sueños, se había arrodillado ante él, y le sostenía el pene con la mano, y se lo introducía en la boca. El gozaba mirándola.
Ella, siguió acariciándolo. Sus piernas tan masculinas. ¿Cómo abarcarlo por completo?. Su excitación crecía. Mientras que con una mano acariciaba al hombre que tenía para ella, con la otra se acariciaba sus senos, su cuerpo, bajando hasta el pubis, penetrando con un dedo su húmeda vagina.
El estaba muy ardiente y quería poseerla, pero esta hermosa dama que tenía enfrente quería admirarlo, besarlo, acariciarlo...y en sus sueños, la dejaba hacer.
Con lentos movimientos y muy suavemente se acostó a su lado. Le acariciaba el pecho, besaba su cuello, refregaba su entrepierna entre la pierna del hombre quieto, rozaba y apretaba su pene.
El día comenzaba a aclarar, y por la ventana los rayos de luz entraban más fuertes.
Se paró de la cama, y con cuidado abrió sus piernas, introduciendo ese viril y ardiente pene en su vagina. Gozó al sentirlo adentro, y se quedó apenas en cuclillas sobre él.
La mujer de sus sueños había decidido dejarse penetrar. Pero él no iba a hacer nada. Dejaría que todo lo hiciera ella tan sabia en los quehaceres del placer.
Ella subía y bajaba, gozando, mirándole ese rostro tan varonil, ese pecho musculoso y hermoso.
De pronto él pareció despertar, abrió los ojos y entre neblina y obnibulación por su sueño, no pudo ver nada más que esos pechos lisos y turgentes. Levantó sus manos y los acarició y apretó. Pero su sueño seguía, y sus ojos se volvieron a cerrar, y sus manos volvieron a caer a su costado.
Ella siguió arriba de él, esperando su explosión adentro suyo.
Cuando todo terminó, agitada de tanto placer, se deslizó hacia un costado saliendo de arriba suyo. Le limpió el miembro humedecido con un pedazo de sábana, y lo volvió a cubrir dejándolo como lo había encontrado. El a penas dio un suspiro y se dio media vuelta hacia un costado.
En su sueño se mezclaba la mujer que hacía gozar, con una caída desde un paracaídas hacia un mar azul y cálido, con un rojo sol al horizonte. Su sueño prosiguió, acostado en la playa, sintiendo las suaves olas del mar mojándole las piernas.
Ella dejó todo como estaba. Se puso su camisón y fue hacia su habitación.

Pasado el mediodía, ella estaba en la cocina acompañada de su madre.
- Hija, andá a despertar a tu hermano. No puede ser que duerma tanto.
20/04/08

5 comentarios:

Conral dijo...

Ufff, qué relato! Empecé a leerlo y me sorprendí pues era muy sensual. A medida que iba leyendo imaginé que el final sería una sorpresa. Avanzaba y pensaba al mismo tiempo: ¿cómo terminará? Y cuando llegué al final: INCREIBLE!
Qué imaginación tienes. Te gusta poner finales apoteósicos.
Un abrazo.

Meli dijo...

Bueno, Genio .... como siempre colosal!!!! Bravo, Eduardo ... en cada relato .... algo nuevo ... algo más impactante del anterior .... qué me gusta!

Besotes.

Mar Sánchez dijo...

Jajajajaj Eduardo, quizas hubieras podido profundizar mas en la descripcion del momento, el suño de el es demasiado pasivo, aunque es un ppel pasivo, pero por dentro deberias haberte recreado...El final... jajjaja el final yo llegue a pensar otra cosa algo mas rebuscada jajajaja... incluso hubiera dado lugar a algo mas abierto ;)

Besitos de mis saladas aguas...

Jose Ramos dijo...

Vaya tela, amigo mio!!! anda con la hermanita, como se jincaba al tete...jajaja!!me ha encantado. Buenisimo. Un abrazo

clara ferrando dijo...

que necesitas que diga dime y te digo que pienso uhuh ... mejor ni lo digo , o , solo digo
que como siempre me dejaste sin palabras porque vaya uno a saber , si esto es producto de una fantasia ,ojala para que no haya pasado , porque por mas placentero que haya sido juro no qusiera estar en su lugar...
si es producto d etu imaginacion , con total confianza voy a opinar (como colega y amiga )hermosisimo para describirlo , y para no olvidar ningun detalle porque esta por completo efusivo, si hubieras olvidado algun detalle , no hubiera sido tan erotico pero como mujer ahora me reservo esta opinion , me gusto mucho, para ser que eres hombre has respetado, espacios y formas codigos y argumentos pero que manjar , no te privaste de nada.... te felicito
dulce y sensual esa es mi opinion

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El Río de la Plata y yo

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