Solo cuatro paredes
quiero,
cuatro paredes y un techo:
para librar nuestras vidas
del rumor y los ruidos ajenos,
para que no se escapen
los vicios, ni las ternuras,
ni las caricias,
para sentirnos presos de nada
y libres a todo,
para que la risa o el llanto de uno
sea el compañero del otro.
Sólo cuatro paredes
que tengan el aroma nuestro,
construidas de sueños
y verdad,
y pintadas con el brillo claro
de nuestras miradas.
Usándolas, en fin,
para el correr del tiempo
juntos.
1980
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