Unas pocas cuadras (una historia de amor)

Cuando Sergio Pángaro la vió, enseguida se enamoró de Luna Mar.
Caminó tras ella durante dos cuadras. Luego apresuró el paso y se puso a caminar a la par de La miró y ella lo miró. El le dijo:
- Señorita, hace dos cuadras que la amo.
Ella le contestó:
- Y yo hace dos cuadras sé que Ud. es el amor de mi vida.
Se sonrieron y comenzaron a caminar juntos por las calles.
En pocas cuadras se contaron sus vidas.
Se tomaron de las manos y caminaron compartiendo palabras y sentimientos por la ciudad.
Se contaron sus gustos, sus ganas, sus proyectos. Y comenzaron a caminar abrazados.
Sergio Pángaro sabía que esa era la mujer que había buscado toda su vida.
Luna Mar estaba convencida que Sergio Pángaro sería su amor para siempre.
En pocas cuadras se acariciaron y besaron.
Mimos, risas, gustos compartidos, historias, amor....todo, todo pasó...en unas pocas cuadras.
Luego de andar y andar Luna Mar le dijo:
- Sergio Pángaro, creo que ya nos hemos amado demasiado
A lo cual Sergio respondió:
- Tienes razón, ya nos hemos amado demasiado para seguirnos amando.
- Es hora de la despedida – dijo Luna Mar.
- Bueno amor, hasta siempre.
- Siempre serás el amor de mi vida.
- Y yo siempre te seré fiel y te recordaré.
Y cada uno caminó hacia su sitio.
Sergio Pángaro y Luna Mar tenían la libertad y la simpleza que tienen los locos, de amar y desamar, o de seguir amando sin la necesidad de poseer.
Sergio Pángaro y Luna Mar se fueron fieles y se siguieron amando por siempre, recordando ese amor que duró apenas... unas pocas cuadras.

2 comentarios:

DePaco dijo...

Hermoso relato, escrito con mucho acierto. Ojalá no siempre lo bello sea efímero.

Anónimo dijo...

Eduardo:me gusto mucho la foto de Babalù y el rìo y vos.
Tambien las pinturas, las poesias solo leì una,y estaba buena.
El resto lo tengo pendiente.
cariños.

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El Río de la Plata y yo

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